Sí, sé lo que es habitar esos espacios vacíos donde todo parece una arena movediza, donde el tiempo transcurre lento, la cabeza no decide y el cuerpo no se halla.
Sé lo que es intentar poner en palabras lo que sientes sin siquiera saber muy bien qué te pasa, simplemente algo pesa, no fluye. Hay desconexión, ausencia de sentido, poca claridad y una marea emocional que amenaza con llevarse la poca sensatez disponible.
Sé lo que es encontrarse en ese limbo y sé también lo angustiante que puede ser la necesidad de darle un nombre a lo que sientes, de encontrar un motivo que justifique el malestar, de evitar proyectarlo en otros o buscar un responsable externo a esa incomodidad interna.
Pero aquí está el problema: algunas emociones no tienen explicación lógica.
No son "algo que resolver", no son una falla en el sistema, son solo una parte más de quienes somos, de la existencia misma en movimiento.
Desde pequeñas nos enseñaron a tener respuestas frente a todo: cómo nos sentimos, qué queremos ser y hacer en la vida, hacia dónde vamos y cómo vamos a llegar allá …Y, si en algún punto no lo sabemos, entonces estamos mal, algo está mal.
Si no podemos explicar o justificar lo que sentimos, entonces somos inmaduras, incoherentes y hasta malagradecidas con la vida.
Pero la verdad es que no se puede estar bien todo el tiempo.
No podemos tener claridad en cada momento.
A veces, no saber es parte del proceso.
Y aquí es donde entra lo que llamo instantes de transición.
Incómodos al 100% pero necesarios. No son disfrutables en sí, tampoco son aesthetic y mucho menos dignos de ser posteados en redes sociales pero son parte de la vida y, si aprendemos a sostenerlos sin querer correr de ellos, sin querer volver a un viejo lugar de aparente estabilidad, nos enseñan más de lo que cualquier certeza podría hacerlo.
A veces, la mejor manera de encontrar claridad no es pensar más, analizar más o buscar más señales. A veces, la mejor manera de encontrar claridad es rendirte ante el proceso y dejar de resistirte a lo que es.
La vida es incierta, inesperada, unas veces cruel y otras, sorprendente, maravillosa. La vida no es un valle infinito de lágrimas pero tampoco un cuento de disney. La vida es vida y como tal, hay cosas que simplemente pasan, emociones que simplemente vuelven a presentarse, narrativas que vuelven a visitarnos y eso, hay que aprender a respetarlo para procesarlo.
Si hoy, esta semana, o el momento en que leas esto, sientes que estas palabras resuenan en ti, te sugiero tener en cuenta estas acciones que pueden ayudarte y sostenerte:
Deja de buscar respuestas inmediatas. Acepta el limbo como una etapa de descubrimiento, no como una crisis por resolver.
No trates de encajar tu proceso en un marco de tiempo. La vida no es una lista de tareas pendientes con fechas límite.
Recuerda que el pasado no es un lugar seguro. Solemos idealizarlo, olvidar lo difícil que también fue. No te aferres a lo que “fue mejor”, porque lo que recuerdas no es exactamente lo que pasó sino cómo lo sentiste.
Si todo se siente confuso, simplifica. No pienses en el “para qué” de todo, piensa en qué puedes hacer hoy para sentirte mejor.
Si hoy te sientes perdida, si no sabes qué sigue, si todo parece incierto, quiero recordarte algo:
No estás retrocediendo en tu proceso.
No necesitas resolver esto ahora.
Lo que sientes es solo parte del camino, confía.
Sujétate fuerte de tu propósito más importante: ‘VIVIR’.
Y vivir también significa no tener todas las respuestas, haz las paces con esa incomodidad.
Te abrazo,
❤️ Caro.
A decir verdad no sabía como describir el como me he estado sintiendo estos últimos días y este texto lo describió a la perfección.
Me encanta de verdad pusiste en palabras exactas el proceso de incomodidad y cambio en el que estoy pasando. Justo me dedico a coachear gente y últimamente lo que me ha resonado mucho es animarlos a exponerse a esa incomodidad, que no tengamos miedo de pasarla un rato sin la certeza de cuál es el paso que sigue. Creo que como tú dices es parte de vivir la vida y también nos enseña a ser resilientes y saber cómo reaccionar antes momentos que no nos sentimos tan en línea con nosotros mismos. Creo que estos momentos siempre vienen a enseñarnos algo y depende del foco con el que lo veamos 💡