Con esta foto incié mi 2024, el día que conocí la nieve.
Lunes, nueva semana, luna nueva (es decir, inicios, se resetea la energía y se plantan intenciones o semillas energéticas).
A menos de dos días de iniciar un nuevo año, todo parece gritar NUEVOOO. La emoción de las nuevas posibilidades se siente, el encanto de ‘volver a empezar’ o ‘hacerlo diferente’ nos llena de motivación y la oportunidad de vivir nuevas experiencias está, ‘a la vuelta de la esquina’.
Pero, ¿qué pasa cuando esa emoción se cruza con el peso de lo que no fue?
Hace unos días, tuve un momento así. Me senté en mi cama y pensé:
"Juemadre, yo como que no hice mucho este 2024. No logré varias metas que me propuse y, en algunos aspectos, siento que estoy igual o incluso peor que hace un año.”
Sí, gracias, era mi cabeza hablándome desde esa narrativa interna que nos dice todo el tiempo: "te faltó más".
Mientras estaba en este bucle mental mi novio me dice: ¿Qué piensas? Y se lo comenté. Sorprendido me ayudó a ver todo lo que si había logrado, todo lo que me había cumplido y también todo lo que he trabajado en mí misma. Este pequeño momento aparentemente ‘random’ e inofensivo me llevó a reflexionar muchas cosas.
Por un lado, vi claramente cómo los seres humanos tenemos siempre la tendencia a ver lo que falta, lo que nos choca o lo que refuerza nuestra narrativa interna pesimista. Por otro lado entendí que el ver florecer una semilla (o alcanzar una meta) puede tomar más de 1 año y eso está bien, es decir, el no haber alcanzado todo lo que te propusiste en el 2024 no quiere decir que has fracasado, ¿Por qué? Porque tus intenciones viajan contigo y puedes seguir nutriéndolas el siguiente año si aún tienen sentido para ti.
Y seamos sinceras, somos expertas en ponernos camisas de fuerza. Nos llenamos de metas porque queremos cumplir con ideales que, a veces, ni siquiera son nuestros. Nos dejamos llevar por la urgencia de hacer todo sin detenernos a preguntar:
"¿Esto que soñé hace un año sigue siendo importante para mí?".
Entonces, para este nuevo año, permítete actualizarte, obsérvate y pregúntate:
¿Qué de lo que aprendí en el 2024 quiero llevar conmigo?
¿Qué estoy lista para soltar?
¿Qué necesito ahora para construir la versión de mí misma que visualizo?
Recuerda: cada nuevo año es una oportunidad para actualizar quien eres, no para exigirte perfección.
Por mi parte te cuento que viví muchísimas cosas: migré a otro país, con todo lo que eso significa, soltar raíces para plantarlas de nuevo. Corrí 3 medias maratones, cuando mi sueño era hacer solo una (Esa semilla la planté en el 2018, y lograrla este año me recordó que los sueños toman tiempo, pero llegan si trabajas por ellos)
*Estas fueron las tres medias maratones del año y en todas, siempre que salía a correr lloré de la emoción de estar viva.
Conocí ciudades, personas que tocaron mi alma y viví situaciones que me enseñaron la importancia de estar en más paz con mi cuerpo. Me lancé en parapente, visité más seguido la naturaleza, me divertí hasta orinarme de la risa, lloré, sentí rabia y aprendí a no temerle. Sí, también fallé pero en cada caída descubrí algo nuevo: la importancia de tratarme con compasión, de respetar los procesos, creer más en mí misma y poner límites desde el amor.
Lo más importante que logré este año fue definitivamente el haberme permitido ser humana; así, compleja, imperfecta y llena de vida.
A lo largo de este año, mientras vivía todo esto, descubrí que algunos de los aprendizajes más valiosos no vienen solo de lo que hacemos sino también de las voces que elegimos escuchar.
Leer, para mí es ese espacio de pausa y conexión, una forma de meditar y conectar con la vida. Algunos libros me abrazaron en mis momentos más duros, otros me retaron a pensar diferente, y muchos me dieron las palabras que no sabía que necesitaba.
Por eso, para cerrar este capítulo, quiero compartir contigo los libros que me acompañaron este año:
Transiciones de Bruce Feiler.
Este libro es una muestra de cómo todos atravesamos procesos retadores en la vida y cómo esos sucesos son puentes inesperados para elevarnos.
Cuando todo se derrumba de Pema Chodron.
Aquí encuentras mucha sabiduría desde el budismo sobre cómo sostenerte cuando todo parece caerse a pedazos en la vida y entramos en momentos caóticos.
Transforma las heridas de tu infancia de Anamar Orihuela.
Este libro me encantó porque me ayudó a entender de forma muy práctica las heridas emocionales que experimentamos los seres humanos y cómo el ego desarrolla máscaras para protegernos de no volver a repetir ciertas situaciones pero en realidad lo que hace es mantenernos en una ilusión.
Hambre de hombre de Anamar Orihuela.
Sin mucha explicación, aquí encuentras información de cómo las mujeres, debido a procesos que vivimos, podemos volvernos codependientes en las relaciones con los hombres.
Tu Alma Gemela eres tú de Sheleana Aiyana.
Este libro es hermoso y habla de cómo romper con patrones aprendidos que nos alejan de nosotras mismas. Sobre amor propio es de los más bonitos que he leído.
Ensayo sobre la seguera de José Saramago.
Tú no eres el problema de Elizabeth Clapés.
Si has tenido relaciones con personas narcisitas vas a comprender muchas cosas en este libro así que por favor léelo, a mi me permitió darle un significado diferente a experiencias pasadas que dolieron intensamente.
Romper el Círculo de Colleen Hoover.
Encuentra tu persona vitamina de Marian Rojas Estapé.
You are a badass at making money de Jen Sincero.
Este es un texto divertido y práctico si quieres empezar a transformar tu mentalidad financiera.
Si tienes algún libro para recomendarme estaré encantada de leerte en los comentarios.
Te deseo un maravilloso fin de año y un gran inicio.
Gracias por estar aquí, nos leemos en el 2025.
Te abrazoooo.
Caro.
Hola, felicidades!!
Sugerencia para 2025 “Amira” por Ana Schein escritora uruguaya de @booket_planeta
La novela aborda temas universales como el amor, el sacrificio, la familia y la búsqueda de pertenencia, y es un tributo a la fortaleza y la resiliencia de las mujeres en tiempos difíciles.
Www.AnaSchein.com